Los reyes del reciclaje

"El pasado es un prólogo". William Shakespeare.

1.31.2010

7 días

Una semana hace ya que se marchó. Tranquila, relajada, acompañada. Más de 7.000 kilómetros nos separaban en el momento en el que decidió coger sus recuerdos e irse.

A la playa me fui, buscando escapar de los malos augurios, de las malas señales, de lo inevitable. Pero todo llega. Al regreso, un mensaje de mi hermana golpeaba el celular, un dolor a mi pecho. "Llámame lo antes posible", rezaba lapidario.

Y con la llamada urgente las sensaciones, las malas noticias, confirmadas. "Alberto, se ha ido. Ayer por la noche", me contestó mi hermana en el celular. Y yo a un día de avión. "Todo tiene que llegar. Las cosas se acaban", siseaba mi padre. "No te preocupes por nada, se fue tranquila, yo estaba allá cuando ocurrió y todo fue muy bien", me hablaba mi madre, la más triste.

Se fue y no recuerdo ya la última vez que la vi. Solo sé, que no la volveré a ver. Se fue con su luto sempiterno, su andar acompasado acompañado, últimamente, de un bastón, su "Diario de Patricia", su sillón del salón y el del lado de la chimenea, su sitio a mi lado, a veces, en la mesa de su casa, su mala leche, sus aguilandos, su "¿nene, cuándo vienes?". Se fue acompañarla a la peluquería, marcarle un número en el teléfono, llevarle la merienda, pedirle que me hiciese una de esas deliciosas tortillas de morcilla. Se ha llevado todo esto y más.

Se fue mi abuela, y yo no pude despedirme.

0 escobazos:

Publicar un comentario