Los reyes del reciclaje

"El pasado es un prólogo". William Shakespeare.

8.31.2011

Colombia - Venezuela

Escrito en la terminal de autobuses de Maracaibo en Venezuela...

El aspecto de todo cambia radicalmente cuando la luz del sol aparece. Lo feo puede parecer horroroso. Lo horroroso cambiar, aunque a veces parezca imposible, a bello, y lo bello transformarse en todo lo contrario. 

El caso en Maicao es clásico: el sol purifica. Los escasos cinco minutos del hotel donde pasé la noche al terminal se han convertido en un continuo trasiego de todo tipo de vehículos con ruedas. Nada que ver con la tensión de recorrer solo la misma distancia la noche anterior en busca de la posada tras las advertencias de mis compañeros de viaje y los guardias del terminal.
Frontera en Paraguachón. Reportero 24.
Los acompañantes en el viaje de vuelta también cambian. Me uno a dos mujeres mayores y dos hombres. De regreso sí somos cinco pasajeros. Ninguno tiene problemas con sus documentos. El transporte varía, pero poco. Otra marca de carro pero también un modelo estadounidense de los setenta, con los mismos asientos de moqueta, la misma terrible amortiguación y, por supuesto, sin aire acondicionado.

Lo que sí cambia es la percepción de, en este caso, todo lo no visto la noche anterior. Vacas y cabras pastan cerca de la carretera e incluso se cruzan sin ningún tipo de cuidado. No hay patrullas de la policía estatal y las alcabalas de la Guardia Nacional Bolivariana apenas molestan. Si acaso para comprobar que todos tenemos los documentos de identidad. El sol descarga fuego sobre la Guajira venezolana.

Aún así, una de las mujeres se queja de que, a pesar de tantos puestos de control, "siguen secuestrando igual". "Y con el contrabando de gasolina", añade la otra, sentada a mi lado en la parte de atrás.

Este último es uno de los grandes problemas en las zonas fronteriza venezolanas. Más de dos millones de litros de carburante se filtran todos los días por la permeable frontera venezolana en dirección a Colombia, Guayana, las antillas caribeñas y Brasil. 

Poco antes del punto fronterizo colombiano de Paraguachón, decenas de personas ofrecen gasolina a precios más bajos de los que encontrarás en Colombia. Todo el mundo sabe por qué aquí el combustible es más barato. En el estado Táchira, vecino del sur del estado Zulia, lugar por donde he salido, fronterizo y también en manos de la oposición chavista, han llegado a incorporar obligatoriamente chips a los carros para controlar su frecuencia de repostaje. No de cuántos litros, ya que simplemente se llena debido a que el precio es tal que la mayoría de las veces la propina supera al coste total del combustible.

Pero eso es otra historia. Como esta. Siempre es más divertido escribir sobre lo que pasa por las noches... Una vez que ya se ha hecho de día.

P.D. Para entender esta entrada en su totalidad debería de leer su primer parte Venezuela - Colombia.

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