Los reyes del reciclaje

"El pasado es un prólogo". William Shakespeare.

3.23.2010

Desaparecido

No está. Hoy desperté y abrí la ventana como un día más pero ya no nos acompañaba. El Ávila, la montaña que resguarda a Caracas, que la defiende de los cálidos vientos del mar Caribe se había marchado, como el populoso barrio de Petare y el obelisco de la plaza Altamira. Nada se veía desde mi atalaya del piso 11.

El monte arde, y una espesa neblina invade la ciudad. Son ya tres días de fuegos incesantes en diversos puntos del gigante rocoso. Los helicópteros van y vienen, las luces de los bomberos se vislumbran por la autopista de la cota mil pero el viento no descansa, inclemente.

Y la ciudad se ahoga, el país está seco. Los cortes de agua se dividen por zonas y por días desde hace meses y las lluvías no llegan. Esa bendición que reviviría el monte, sus laderas, a sus inquilinos.

Tres días después, el viento castiga a Caracas y lanza sobre la gran urbe los despojos de su ataque: pequeños trozos de hojas quemadas entran por las ventanas de mi casa, el olor del castigo infligido se esparce por todos lados, la visibilidad, difícil.

Sólo cabe esperar que Eolo se apiade de todos. Caracas necesita su norte.

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